¿Cómo se puede producir una atmósfera explosiva?, ¿cómo saber si me aplica la normativa ATEX?, ¿en qué consiste la clasificación de zonas ATEX?, ¿se pueden desclasificar zonas con productos inflamables o sólidos combustibles?, ¿qué documento debo realizar para plasmar todos estos puntos estudiados?
Tienes todas las respuestas a estas y otras preguntas sobre atmósferas explosivas en las siguientes líneas.
ATEX son las siglas de Atmósferas Explosivas. Se utilizan para definir los entornos de trabajo donde existen sustancias que pueden producir vapores o polvos explosivos.
Para regular cómo se debe actuar en un ambiente ATEX, existe una directiva europea Directiva 1999/92/CE que en España ha sido transpuesta por el Real Decreto 681/2003, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores expuestos a los riesgos derivados de atmósferas explosivas en el lugar de trabajo.
Las atmósferas explosivas se pueden producir por sustancias inflamables en fase gas o por sustancias combustibles sólidas en pequeñas partículas (menos de 0,5 mm de diámetro). Los ejemplos más comunes de estos productos son:
Si tu actividad utiliza alguna de las sustancias anteriores, siempre se debe estudiar el potencial riesgo ATEX.
Para que una explosión se produzca, es necesario que coincidan en tiempo y en espacio una atmósfera explosiva y un foco de ignición. Esto implica la presencia de una sustancia combustible y un oxidante, en unas concentraciones determinadas y, al mismo tiempo, la presencia de una fuente energética capaz de activar la reacción.
En el ámbito industrial se considera fuente de ignición toda aquella fuente de energía que en contacto con un combustible y, en presencia de una concentración de oxígeno adecuada, es capaz de producir un incendio.
Se encuentran dentro de este grupo, fuentes de energía definidas en la norma UNE-EN 1127: Atmósferas explosivas. Prevención y protección contra la explosión. Parte 1. Conceptos básicos y metodología.
La electricidad estática, las ondas de radiofrecuencia, las chispas de origen mecánico y el material eléctrico son algunas de las fuentes de ignición más comunes presentes en la industria.
La clasificación de zonas ATEX es la definición de todas las áreas de riesgo donde hay presencia de sustancias inflamables o combustibles (sólidos, líquidos o gases). Para ello, es necesario identificar las posibles fuentes de escape de sustancias inflamables para determinar la extensión de las correspondientes áreas clasificadas.
Para el dimensionado de las áreas clasificadas, se procede mediante aplicación de modelos de similitud (con las normativas UNE de aplicación) o mediante la realización de cálculos con programas de reconocido prestigio como EFFECTS y ALOHA.
Estos programas permiten la determinación de las tasas de emisión para posteriormente calcular los alcances de las zonas clasificadas.
La respuesta es sí. Los estudios ATEX siempre se deben realizar minuciosamente con el fin de evaluar las particularidades de cada proceso e instalación. En muchos casos las cantidades utilizadas de productos inflamables son inferiores a las necesarias para la generación de una atmósfera explosiva.
También se pueden desclasificar zonas aplicando medidas de ventilación adecuadas, como extracciones localizadas y/o renovaciones de aire muy elevadas.
Principalmente, conocer las zonas clasificadas nos sirve para:
1. Controlar y reducir la tasa de escape a partir de la cual se calculará la extensión de la zona clasificada ATEX.
2. Tomar medidas especiales para la prevención contra explosiones y la protección de las personas y de las instalaciones.
3. Eliminar la extensión de la zona clasificada ATEX y, en consecuencia, desclasificar la zona.
Aunque la eliminación de las zonas clasificadas como ATEX debería ser la prioridad, no siempre es posible. El primer paso entonces es reconocer el riesgo y adoptar aquellas decisiones técnicas y organizativas necesarias hasta la reducción del riesgo a aceptable.
Es necesario identificar cuáles son las fuentes de ignición efectivas a considerar para la evaluación del riesgo en atmósferas explosivas y su probabilidad.
Seguidamente, hay que establecer una serie de medidas preventivas para evitar que ese riesgo de explosión se materialice, actuando sobre estos puntos de ignición.
Los riesgos se evaluarán siguiendo un método científico conocido como el método RASE (del inglés, Risk Assessment of Unit Operations), recogido en la NTP876. Con este método se elabora un informe basado en tablas técnicas de control para evitar la subjetividad.
El método RASE tiene en cuenta la probabilidad de ocurrencia del punto de ignición y las consecuencias que generaría. Y en función de esto, se obtiene el resultado del nivel de riesgo de cada fuente de escape, instalación o proceso.
En resumen, la probabilidad de explosión será el producto de la probabilidad de aparición de una atmósfera explosiva por la probabilidad de aparición de una fuente de ignición.
El documento a realizar es el Documento para Protección de Explosiones comúnmente conocido como DPCE o DOPEX.
Dicho documento es de obligada elaboración y seguimiento para todas las actividades con riesgo de explosión. El DOPEX incluye además de un análisis y evaluación de riesgos, siendo así una guía de obligado seguimiento para cualquier trabajo o instalación que se quiera realizar dentro de las zonas clasificadas, con sus correspondientes permisos de trabajo.
Además, el DOPEX aporta a menudo un plan de acciones para la adecuación y corrección de posibles defectos detectados durante la fase de evaluación.
Mezcladores/reactores con productos inflamables, cabinas de pintado, hornos de secado, almacenes productos inflamables, silos de cereales/harina, etc.
En las baterías de acumuladores eléctricos de plomo-ácido sulfúrico, durante el proceso de carga de la batería, tiene lugar la reacción de electrólisis del agua en la cual se produce un desprendimiento de hidrógeno y oxígeno.
El hidrógeno es un gas extremadamente inflamable. Si se encuentra en las concentraciones del rango de inflamabilidad y explosividad en un recinto cerrado, existe el riesgo de explosión ante la presencia de cualquier foco de ignición.
A fin de evitar los riesgos ATEX generados en esta carga, se puede escoger entre dos opciones:
a) Clasificar la zona como ATEX y adaptar toda la zona con elementos antideflagrantes homologados para entornos ATEX.
b) Requerir de una ventilación y unas distancias de seguridad, para así desclasificar la zona según la UNE EN 62485-3:2015.
Por Marc de Gomis Font | Ingeniero de Seguridad especialista en ATEX | TANDEM HSE (empresa asociada a Bequinor).
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