PQ Digital.- “La seguridad del proceso ocupa la máxima prioridad, por eso los termómetros mecánicos van a mantener su posición en comparación con la competencia electrónica”. Para la compañía Wika, los instrumentos mecánicos no dependen de la alimentación y visualizan de manera rápida y fiable los valores de proceso, “por eso se prescribe rigurosamente la aplicación de este tipo de termómetros en una gran cantidad de aplicaciones”.
La firma explica que los termómetros bimetálicos o de dilatación de gas, sin embargo, tienen una desventaja fundamental: no pueden asumir tareas de regulación y control. Para este tipo de trabajo se necesita una señal eléctrica normalizada (por ejemplo, 4..20 mA y 0…10 V), que son las más habituales de la industria.
“Existen muchos instrumentos para la generación de estas señales en función de los valores de presión del proceso”, según Wika. Sondas de temperatura captan la temperatura y un transmisor la convierte en una señal de salida que se procesa luego en un indicador, en un puesto de mando o SPS.
Para cumplir su función doble, la compañía señala que en la instrumentación de proceso se aplica a menudo un termómetro para la indicación in situ y otro para la emisión de una señal eléctrica. Esto requiere dos aperturas al proceso para cada instrumento. Además, cada instrumento necesita una vaina de material y diseño específica en función de las condiciones de trabajo. Estas vainas pueden aumentar de manera considerable los gastos, sobre todo si incluyen pruebas exhaustivas, como pruebas de penetración o hidrostáticas. En casos extremos estas vainas cuestan más del doble que el propio instrumento.
“En este contexto los instrumentos mecatrónicos resultan cada vez más interesantes”, afirma Wika, que ha desarrollado para estos casos un termómetro de dilatación de gas TGT73 de la serie inteliTherm. Este instrumento con señal de salida analógica reúne las propiedades de una indicación local sin energía auxiliar con los requisitos de una transmisión de señal eléctrica normalizada.
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